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Rompiendo El Sielencio

Entre el sufrimiento y la desigualdad la mujer fuerte sigue de pie
Hernandez removiendo lo que la deja callada.
Hernandez removiendo lo que la deja callada.
Valeria Echeverria
Senior Maritza Hernandez compartio su punto de vista sobre el femenicidio.

El homicidio es una muerte causada por otra persona; el Feminicidio es una muerte violenta contra las mujeres por razones de género, pero la injusticia es un proceso que se ha convertido en la normalidad de nuestro mundo, que se usa en varios casos donde la mayoría del tiempo la víctima es una mujer.
Muchos puden decir que entre cada violacion, desaparición, homicidio, feminicidio, violencia domestica y abuso sexual existe mucha corrupcion de gobierno y es verdad. Muchos no lo cuentan por miedo o vergüenza. Mientras que la incomodidad, la soledad, el silencio, la ansiedad y la depresión te consumen, te das cuenta de que te han robado la identidad de ser mujer. Han violado tu ser como persona y te han quitado la paz y la versión que estaba enamorada de sí misma porque después de vivir algo tan traumatizante es imposible ser quien eras. Senior, Maritza Hernandez, una alumna de Paso Robles High School comparte su historia de cómo tratan a las mujeres en México desde una edad temprana pero aun vemos ese comportamiento machista por todo el mundo.

“Realmente en México nunca me sentí valorada solamente por el hecho de ser mujer,” Hernandez mencionó.
El problema en temas como estos no es solo la violencia que ocurre, sino la injusticia que viene después. El problema es no creer. El momento en que dejas de creer es el momento en que destruyes instantáneamente la valentía de una mujer. Vivimos en un mundo donde la frase “no por favor” es el nuevo “consentimiento” para hacerle daño a un alma. Vivimos en un mundo donde solo la mujer sabe esa sensación de ir sola por la calle, sentir pasos detrás y que se te acelere el corazón por el miedo que siente uno al no saber qué puede suceder en unos segundos. Varias veces es la misma persona quien te dice te amo y minutos después te manda a la sala de emergencias. Desafortunadamente vivimos en un mundo donde la violencia no tiene límites. Llevar muchos de estos casos ante la justicia adecuada sería darles un cierre a las víctimas, a sus seres queridos y demostrarle al país que hay un gobierno que los apoyará contra cualquier tipo de mal.
Una sensación inexplicable al presenciar que sean tan ignorantes hacia los gritos de desesperación, las lágrimas que suelta uno al no poder limpiarse esa culpa que no deberían sentir, esa ansiedad que no te deja vivir como antes, la depresión que se lleva la inocencia y las ganas de vivir o esos pensamientos perturbantes que deseas nunca haber nacido mujer. Para muchos no somos suficientes. Podemos servir en el ejército y aun desaparecer, podemos celebrar nuestra cultura y aun así ser abusada, podemos asistir al colegio y aún sentirse amenazada por el profesor mientras sus pensamientos se filtran con su mirada.
“En la secundaria, un profesor nos acosaba solamente por ser mujer” Hernandez mencionó, “Teníamos uniformes que eran especialmente faldas y él se aseguraba de sentarnos enfrente para poder ver entre nuestras piernas y era realmente incomodo… Después de chequear nuestro trabajo y nos volteamos para podernos ir a sentar, él miraba nuestras partes íntimas.”
El hacer sentir incómoda a una mujer es extremadamente fácil. Somos personas tan vulnerables que la violencia nos derrumba fácilmente. Lamentablemente, en México o cualquier lugar del mundo el daño hacia una mujer no nomás se ve en un colegio sino también es muy común presenciar algo por las calles.
“Literalmente podías ir a la tienda y un albañil, una persona ya incluso mayor, te podía gritar de cosas. Era tan incómodo, es como, porque nací mujer” Hernandez mencionó.
La violencia, la desigualdad, y la igorancia no tiene origen, no tiene etnicidad, no tiene cultura y no tiene edad pero si se ve mucho en el sexo femenino. Han desaparecido niñas de diez años hasta mujeres que están en sus treintas, han desparecido mujeres que son madres, hijas, hermanas, soldados y cada vez que un suceso como este ocurre la humanidad se va muriendo poco a poco.
Se nota la falta de cuidado. Muchos saben quién era Vanessa Guillén, muchos recuerdan el movimiento “Me too” que en España se conocía como el movimiento Yo Te Creo luego de que dos jóvenes fueron violadas por cinco amigos. Las marchas y ver como una comunidad o un país se une es lo que ocupa suceder para atraer más emociones hacia el tema para que en verdad se tomen en cuenta como debe de ser.
Cuántas mujeres más tienen que sufrir para que se termine la violencia contra ellas?

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